domingo, 11 de enero de 2009

No se como lo haría, engarzaría las fotos sueltas, que quedan en la casa dando vueltas juntos a los escritos y dibujos que me situarían.
Así armé el árbol, pero debo reconocer que fue con la ayuda incondicional de ellas, las mismas que estuvieron aquí y que conocieron a todos.
Robel, fue quien me acercó, las dedicatorias anteriores, donde estaban las fotos de mis ancestros y así agregarlas al libro.
Fueron ellas, que viendo la soledad de este corazón lastimado, me autorizaron a contar la historia completa, con todos sus personajes.
El tiempo pasó de prisa y los años se me vinieron encima, pero yo estaba contenta de servir a las hadas que me dieron desde un principio un lugar en sus vidas, que hasta hoy sigo disfrutando. Nunca más estuve sola. Pensar que durante años les prohibieron revelar misterios, secretos, costumbres y anécdotas de ellas a mis antepasados.
Pero una noche de corro en plena primavera, Robel trajo la noticia que el ELEMENTAL MAYOR me concedió el permiso para divulgar historias contenidas en el famoso libro, para eso las hadas escritoras, que se lo habían llevado hacía tiempo, lo trajeron. Estaba algo más restaurado, ya que los años lo habían maltratado un poco.
-Hoy obtuve el permiso para que cuentes nuestras historias,
Para que digas como somos y que hemos vivido – Dijo Robel – No queremos fama deseamos conservar nuestra tradición y que todos sepan algo mas de nosotros. Los seres humanos han perdido tanto sus creencias que ya o quedan corazones puros para vernos. Puedes contar y transcribir las historias de este libro, hacerlas populares y que nuestros duendes recobren respeto entre los hombres. Pero cuidado, el libro, nunca debe salir de la cabaña, ni nadie debe verlo jamás.
Entonces fue allí cuando me puse a trabajar en el, a escribir cuanto podía. Sigo pensando que no soy ni seré escritora pero puedo contar tod0o lo que veo de forma simple, con palabras sencillas que todos entiendan y eso es lo que hice y hago…
Muchas poesías no fueron modificadas por la transcripción de esta mujer solitaria, por ello encontrareis distintas letras ya que las hadas escritoras quisieron conservar su identidad.
Por supuesto pusieron sus condiciones, donde las dudas o preguntas de mi parte, no tenían lugar alguno.
No puedo revelar donde esta la cabaña original fue por eso que me mude pero dentro de las inmediaciones. Por las noches, ellas me avisan cuando van y yo asisto a sus anécdotas y a sus corros.
Para poder vivir mejor las leyendas, me hacen soñar y me transportan a su mundo, luego me dejan en la casita de troncos, como alguna vez las oí llamar a la cabaña, que paso a ser para mí, la casa de verano. Tampoco puedo hablar de sus rostros, no es valorable para ellas una cara por mas bella que sea. Existen hadas bonitas y son las peores, llevan consigo el peor de los males que es la fealdad del alma.
Ellas se consideran sencillas, simples y no bellas, por eso por eso pueden compartir el dolor de los humanos.
Me prohibieron hacer de este libro una industria de explotación. La fortuna más grande y verdadera la tengo en mis días, poder estar con ellas es mi riqueza mas grande. Porque gracias a ellas recuperé mis fuerzas, cambiando mi postura ante la vida y me lance a vivir un mundo desconocido, como decía mamá sin miedos, solo con precaución y prudencia.
Me pidieron que lleve de pueblo en pueblo esta historia, sin negar su existencia.
Claro, con el tiempo armamos el árbol de la vida de las hadas, ellas también tienen el suyo.
Aquí les dejo este libro para que lo lean y no dejen nunca de creer en la maravilla que un hada, puede hacer en el interior de nuestra vida.



Desde entonces…Estoy aquí.
Solo hay que creer…

viernes, 28 de noviembre de 2008

Parte dos


28 de noviembre de 2008-11-28
Hoy estamos frente a ti, para seguir pidiendo asilo en esta pequeña casa, en verdad, nuestro reino es muy grande vivimos en los bosques, pero aquí guardamos nuestro tesoro y junto con el, este libro. Si nos concedes el favor de protección, nosotros las fatas a cambio, te protegeremos y ayudaremos en tu vida, brindándole longevidad a tu cuerpo y destino a tu alma, hasta que cierres los ojos, como tu madre.
Nadie debe saber que nos ves, solo a través de las historias que leerás, pero cuidado, no calles ni niegues nuestra existencia, sería para nosotras una grave ofensa y una traición de tu parte caería sobre todas, si eso sucediera, perderías el libro y el contacto con nuestro mundo”-
- Nunca pensé que esto me pasaría, tienes que entender, que recién hoy empiezo a creer verdaderamente. Pero desde ya les digo, que cumpliré con lo que me piden y nunca las engañaré, no haré nada, para que otros las vean, solo hablare de ustedes, por lo que mis ojos vean –
-Siendo así, confiaremos en ti y en tu buena fe. Te presentaré a mis duendecitas, para que la conozcas, abre la palma de tu mano – Al hacerlo una de ellas se acerco muy sigilosamente, se sentó en la punta de mi dedo anular, con desconfianza, pero ROBEL con su mirada, le indicaba que llegue al centro de mi palma, hasta que al final lo hizo.
- Se llama ELA, es mi duendecita glotona, cuida de tus ciruelos, tu no te das cuenta pero siempre te falta una ciruela.
- Ella es CHELA, la única duendecita colorada y es la custodia del camino de las otras hadas.
- Ella que esta llena de rulos y con pincel en la mano es SILOY, ella pinta las alegrías de nuestra vida cotidiana.
- “Esta que es más gordita, es OLIANA, es la protectora de un pantano, donde hace siglos, vivía un amor, que aun vive bajo las aguas del lugar.”
- Bueno, abajo todas - Y entonces subió ella a mi mano y extendió su brazo, llamando a las otras dos que faltaban.
- Al igual que tu, yo también tengo mi descendencia, ella es LULYBEL, es la duende mas rebelde y es un milagro que este aquí hoy”. Luego subió la última.
–“Ella es KABEL, dejo de ser duendecita y se esta convirtiendo en hada, pero aun le falta.”-
Kabel, miró a su madre, quien asintió con la cabeza, quien sabe que, porque no se hablaron, pero ella a mi si me hablo y muy claro.
- “Me acerco a ti para ver bien tu mirada y así sabré como piensas realmente, es a través de tus ojos donde puedo encontrar la verdad y mentira”. Ten por sabido desde el comienzo de esta relación intermedia, que no soy fácil de convences pero eso no me condena. Ya hemos sufrido bastante y no quiero mas lágrimas, el dolor de las hadas es muy diferente al vuestro”
-Esas fueron sus palabras y se alejo con las otras. Todas formaron un círculo, dejando en el centro a ROBEL y a mí. - “Ahora ya eres parte de este mundo eferico, no somos seres mágicos, ni hadas madrina, somos espíritus del aire y otros elementos… Luego se fueron dejando un jazmín sobre la mesa…
Hoy ya tengo 90 años y lo relatado es historia antigua.
- “Ahora soy yo quien tiene frío hija y esta noche me están esperando, aunque ya se que no las ves, pero están a tu lado y mas adelante las verás, cuando ellas estén seguras de ti. Solo te pido hija querida que se queden en esta casa, no eches a las hadas y guarda el secreto, hasta tanto te permitan divulgarlo, yo no lo he conseguido, pero he sido fiel a ellas, se que alguna ves me equivoque, al igual que tu abuela…”
Fue así como mamá, quien a los 90 años, también cerró sus ojos marrones sin dejar de abrazarme nunca, yo también vi el libro y vi como la imagen de mi abuela, velozmente desaparecía y quedaba la imagen de mi madre, joven llena de vida, con su sonrisa típica que iluminaba su cara y la de quienes la rodeaban
Gire mis ojos y la vi en la cama, entre sus almohadones predilectos, allí reposaba mi dulce viejecita. Los años pasaron como siempre, yo no tuve hijas, no me casé, un gran amor destrozo mi vida y los intentos posteriores, no llegaron a nada. Nunca mas fui feliz, este fracaso me llevó a quedar en una vida plana, sin aspirar a un crecimiento personal, porque todo me dio miedo, después de aquel hecho de amor.
Creo que nunca escuche a mamá y me negué a ver el mundo, es por eso que siendo hoy una mujer joven, soy temerosa, de pocos amigos y pocas salidas.
Mamá decía que era muy buena investigando y esta era la oportunidad de unir cabos sueltos en esta familia de la cual quedaba solo yo como descendencia. Mamá murió a los 90 años, mi abuela, mí bisabuela y mi tatarabuela también, es posible que yo muera a la misma edad. Después de mucha dedicación, armaría un árbol genealógico de esta familia, que casi no conocí.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Casi trescientos años...


Hoy empiezo a contarles una vieja historia de familia.



"Este viejo libro de hojas quebradas y casi rotas, esta en mi familia desde hace muchos años. No puedo precisar cuantos. Mi bisabuela se lo dejo a mi abuela y ella a mi madre. Llegó a mi poco antes de morir.
Ella cerró sus ojos azules a la edad de 90 años, justo los que tengo hoy. Me entregó el libro, pero en verdad las historias me las contó durante toda mi vida. Siempre lo nombraba y cuando yo era una niña estaba impresionada con sus relatos. Durante mi adolescencia ya casi no le prestaba atención, solo por la educación de escuchar a mamá cuando hablaba.
Cuando ella se hizo viejecita y seguía hablándome de este libro, pensaba que desvariaba un poco con su memoria.
Unos días antes de su muerte le estaba haciendo compañía en la habitación, cuando me pidió que quitara los dos últimos cajones de su armario que estaba empotrado en la pared y que levantara la madera del fondo del piso, le dije que luego lo haría, aun así insistió durante días… Pidió por lo mismo el día de su muerte, es mas, me decía que en su cuarto había un hada blanca y otras azules que le agradecían su creencia y el permitirles vivir en la casa, como lo habían hecho sus antepasados. De modo que saque los cajones y levante el fondo del piso, no podía creer lo que encontré, la mire a mamá y ella dijo: “Pronto tráelo, que quiero pedirte algo” Tome aquel viejo libro, lo llevé hasta su cama, solo la miré y ella contestó las preguntas que en mi interior nacían.
-Si hija es verdad, el viejo Libro de ROBEL, esta en esta casa desde que tu eras pequeña, te hable siempre de él pero desde la inocente credulidad hasta el escuchar respetuoso de tu madurez y sabiendo que ibas perdiendo la creencia en estos seres, hicieron que no te lo mostrara. Igualmente no hubiera podido hacerlo antes.
Anoche vinieron a verme y todas dijeron que te entregara el libro, que ya era hora.
Durante 200 años, el libro de Robel, ha pertenecido a esta familia y debe continuar en ella. Cada año veras que va creciendo el número de sus hojas, cambiando el color, podría decirse inclusive que las arrugas no son las mismas.
Las hadas escritoras dejan en las páginas parte de sus historias, donde más de una vez fui protagonista junto con esta familia pero no creas que todo fue perfecto, alguna vez yo también me equivoqué”-
Con los ojos llenos de lágrimas pedí perdón a mi madre por no creer más de una vez en sus relatos. Baje la mirada… Abrí el libro y en las primeras hojas amarillentas, una foto de mi abuela Italia se abría dedicando este libro a mi madre. La miré y ella cruzó palabras diciendo.
-“Si al abrirlo la primera hoja cambia, es porque ha llegado mi hora. Cuida de el, no lo abandones”-
Esas fueron sus últimas palabras, ella cerró sus ojos y yo en mi dolor cerré las tapas del libro y me abracé fuerte a ella. El sufrimiento y el llanto pudieron más que yo. Luego de estar con ella unos instantes, abrazada a sus últimas tibiezas, mire el libro recordando sus palabras. La foto de mi abuela se borraba, pasando a otra hoja. No sabía si era verdad o si eran mis lágrimas. Tocaba las hojas como desesperada, pero la foto de mamá joven, sonrientes, con su mirada clara, tomó impresión en la hoja y la dedicatoria cambió. Ahora la tenencia de este libro quedaba a mi custodia y al silencio de que alguien se enterara de su existencia.
Lo más doloroso era entender que mamá se iba y nunca más la volvería a ver. Solo su recuerdo quedaría en mi mente, en el centro de mi alma.
Mi hermana nunca se entero de la muerte de mamá.
Recorrí ligeramente las hojas, sus escrituras y los dibujos que lo conformaban, pero no era momento para mirarlo. Guardé el libro en su lugar, puse el piso de madera, coloque los cajones y cerré su armario.
Organice el velatorio y luego cumplí su voluntad. Esparcimos sus cenizas en los bosques más profundos.
Hoy se que mamá descansa en la paz de una primavera eterna junto a sus hadas, que según ella la acompañaron toda su vida.
Dos noches después acosté a mis hijas y llegada la media noche saque el libro. Me senté frente a los leños, cubrí mis piernas con una manta. Creo que hasta mi viudez me sentaba bien. Como siempre el perra Nash a mis pies y la lámpara de pie de mamá, iluminaba el sillón.
Me puse detenidamente a leer el libro y sentí que cada historia que leía, entraba en mi piel de forma apresurada, era como sentir que las conocía más allá de lo que mamá contaba. Recuerdo algo muy peculiar, a medida que iba avanzando en las hojas, miraba mucho a mí alrededor como si alguien me mirara, es mas, me empecé a sentir asechada. Me quedé dormida hasta el alba. Cuando abrí los ojos, parecía que había leído todo el libro, pero en verdad estaba abierto en la tercera hoja. Guarde el libro en su lugar para nadie lo viera.
Por la mañana cerca del medio día, mis dos hijas llegaron del colegio y no tardaron en salir los recuerdos de mamá. Ella las llenaba de mimos y ternuras, las nenas decían que su casa siempre tenía olor a sopa. Almudena, la más pequeña de ellas en medio de un silencio de tristezas pregunto.
-¿Quién nos contará ahora un cuento de hadas como los de la abuela?- Mikaela, la mayor, respondió - Ahora le toca a mamá.
Ella no dijo nada, solo bajo sus ojitos y se vino a mis brazos.
Así pasaron los días y los meses, todas las noches trataba de leer un poco más del libro pero siempre me quedaba dormida. La noche del 21 de marzo cuando entrada la primavera, con los últimos fríos y con los leños apagados, apenas con una manta me senté a leer, solo que esa noche sentí muy fuerte la sensación de estar acompañada. Cada tanto mi perra levantaba su cabeza y miraba al espacio, luego continuaba durmiendo. Fue como sentir una mezcla de sensaciones. Esa noche no me quede dormida, solo mi perra entró en un sueño profundo. Desde el sillón se podía ver el jardín y por momentos me parecía ver algo diferente, sin poder definir lo que veía. Frente a mí, a la altura de mis ojos, aparecieron unas luciérnagas azuladas, todas destellantes, formaron un círculo y sus pequeñas siluetas, se fueron delineando, tomando densidad y cuerpo físico, sin dejar de ser un material sutil.
Eran diminutas y no tan diferentes entre si. Las pupilas transparentes de sus ojos me investigaban de forma tal, que mi alma se sentía sacudida en un intenso surgir de estados latentes y diferentes a la vez, entre miedos, calmas he intrigas con la sensación e saber que realmente no sabía lo que estaba pasando.
¡Que bonitas eran con sus vestidos etéreos más que sus propios cuerpos!
La mayor de todas, era la que estaba en el centro. Ella fue quien se acercó a mí con una voz muy dulce diciendo que no me asustara. En verdad no tenia miedo, solo estaba impresionada por lo que mis ojos de simple mortal, veían a mí alrededor.
-“Calma, no sientas miedo. Sabemos que nos buscas desde hace tiempo pero teníamos que solicitar permiso al ELEMENATL MAYOR, para poder estar frente a ti y que tú nos puedas ver. Soy ROBEL, la dueña del libro que sostienes en tus manos, vivimos en tu casa desde hace ya más de 200 años y con cada uno de tus ancestros nos hemos ido comunicando, menos con algunas, pero bueno, ya hablaremos de ellas algún día. Todas en tu familia guardaron el libro y protegieron sus historias.

domingo, 23 de noviembre de 2008



No soy diferente aquí o allá, soy igual en todas partes. Sólo las musas son diferentes. Ellas dominan el arte de la escritura, son ellas las que me llevan o me traen en personalidades diferentes para volcar la escritura.
Ser una mujer perdida en el tiempo requiere de un personaje pragmático y muy especifico. Los términos del habla exigen un estudio del idioma y una armonía de la frase puesta.
Pero ser un hada es una palpitación del alma y una reflexión permanente de cada cosa que se hace y se ve. Es la evaluación insoluble de cada hecho que gira en nuestro entorno. Vivir con una de ellas requiere de una conducta serena y pulida durante toda una vida. En un primer momento es saber que están allí para luego olvidarse sin cometer un atropello que las ofenda o que las espante de un susto. Ser o tener un hada en la vida es una historia inconmensurable. Revela de alguna manera el interior de cada persona. Es una fibra que flota en un torrente de sangre tibia fluyendo siempre sin parar. Es ver en el otro los ojos de la necesidad de ser escuchado y poder percibir su silencio y su tristeza. Es intercambiar la magia de un ser volcando en el otro la calma que no tiene. Así de esta forma podría seguir haciendo comparaciones de que se siente ser un hada o tener una en casa.
Deben saber que no por eso es más hacedera la vida.
Dentro de las páginas de este libro, hay un sin fin de silencios, recetas, no mágicas. Intrigas sin resolver, amores vividos y amores perdidos, leyendas concluidas y cumplidas. Vida por sobre todo vida.